translúcido, da.

(Del lat. translucĭdus).

1. adj. Dicho de un cuerpo: Que deja pasar la luz, pero que no deja ver nítidamente los objetos.

RAE


13 de octubre de 2010

Venecia



Dicen que se hunde, pero no me extrañaría que tras la cacareada hecatombe fuese la única ciudad que quedase sobre el mar, una isla flotante y viajera en medio de la mar oceana.
He visto obras de ingeniería increíbles, los diques de Holanda, la presa de Asuán, pero nada como esto. Una auténtica ficción arquitectónica. Creo que Venecia flota. De hecho la sensación que tienes todo el rato es de estar sobre suelo inestable, que la tierra firme es un recuerdo.

Carece practicamente de árboles, los venecianos construyen pequeños palafitos, remedo de los jardines colgantes de Babilonia, en sus tejados y los llenan de pequeños arbolitos y plantas. Algo muy curisoso, de lo que no hice foto, ¡mecachis!.

No es una ciudad para llevar tacón sino suela deportiva, no obstante las venecianas caminan sobre coturnos de diseños impensados. Los pavimentos están combados, serpentean, suben, bajan, haciendo el tránsito agotador, y cada siete pasos un pequeño puentecillo para salvar la maraña de canales. Las calles estrechas, plegándose y replegándose en si mismas. Solo se relaja la vista en la Plaza de San Marcos y en el Gran Canal. Se relaja y se regala con tanta belleza. Un chute de serotonina. Resulta fascinante. Es como hacer un viaje al siglo XV. A un siglo XV único. Sorprende pensar que estamos viendo y caminando por una ciudad que se conserva igual que entonces. Imagino que el estupor de los viajeros de entonces sería igual al de los de ahora. Impresionados de llegar a San Marcos en barco cruzando la laguna. Alucinando con la diferencia radical con sus bárbaros hogares.

Sorprende ver lo podrida que está, la humedad reptando por los edificios, pero quién podría imaginar que el agua conserva... Estaban empezando a sacar las pasarelas para la subida del agua de las mareas de invierno, que ya empezaba a amenazar, como se puede apreciar en la foto. Debe ser heladora. Además que anochece mucho antes que aquí. Pero imagino que cubierta de nieve debe causar una inolvidable impresión.
A veces desde los canales llegaba una vaharada de mal olor que curiosamente no resulta repulsivo, quizá por el estímulo visual y por el peremne aroma del mar.

Es una ciudad erigida en loor del poder del Dux. Los edificios civiles son increibles. Un reflejo claro del Poder del Dogo. El Palacio Ducal es uno de los edificios civiles más impresionantes que he visto nunca. Imprescindible visitarlo, visitar sus suntosos salones y las sórdidas celdas. He de decir que al cruzar el Puente de los Suspiros, se me escapó uno de la impresión que producen estas.

Las iglesias en cambio carecen de magia, se nota que no sellan puntos telúricos, San Marcos da la clara impresión de venirse abajo en cualquier momento, la belleza de sus millones de mosaicos, una auténtica filigrana, está menguada por esa sensación de cimbreo, el suelo combado, las paredes torcidas, da miedito. Por fuera es un capricho oriental fruto de la imaginación de un efrit. Tanta belleza.

Una ciudad que hay que ver, sin duda.

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