translúcido, da.

(Del lat. translucĭdus).

1. adj. Dicho de un cuerpo: Que deja pasar la luz, pero que no deja ver nítidamente los objetos.

RAE


16 de julio de 2010

Amor versus matrimonio


Hoy me siento un poco translúcida y he pensado hacer una entrada acerca de algo que desconozco, ya que para mi entra en el campo de lo mítico, pero la observación, los principios del naturista (ahora me estoy leyendo una autobiografía de Darwin), me dan una medida.
Hace unos días estuve en una reunión familiar y la conversación tomó este rumbo. Llevo muchos años observando las relaciones de mi entorno y haciendo predicciones con mi baraja a muchas personas cuyo mayor drama es el fracaso en las relaciones. Pienso que no es el amor el que falla, ni las relaciones, lo que falla es que las seguimos analizando desde la perspectiva romántica y el hasta que la muerte nos separe.
Estamos en 2010, no en los años 50, ni en una novela de las Brontë.
Hoy en día una pareja, salvo contadas excepciones, viene a durar una década y son repetidos los casos de mujeres embarazadas abandonadas por sus parejas o de parejas que se disuelven a los pocos meses del matrimonio. Pienso que lo que ocurre no es una pérdida del grado de responsabilidad o de compromiso, sino que la pareja ha cambiado. Así de simple. Como siempre, son pocas las relaciones fundadas en el amor romántico, chico encuentra a chica y el universo entero conspirando para hacer una unión sagrada.
La mayoría de las parejas se hacen porque toca, toca casarse, toca tener hijos, o encuentras a alguien que te cuadra con el arquetipo de pareja que crees que es para ti, o uno se enamora rabiosamente de otro y hace todo tipo de triquiñuelas para la caza, o en una huida desesperada de la soledad, o algo aún peor, la búsqueda de uno mismo a través de verse reflejado en otro. Hay mil maneras. Es más fácil combatir la vida en equipo, la unión hace la fuerza. Pero hemos cambiado. Antes, en las generaciones precedentes, había un importante sentimiento de sacrificio a la hora de hacer una familia. Ambos cónyuges, más las mujeres, sacrificaban la mayoría de los aspectos de su individualidad en pro del común, hoy en día esto es impensable. No queremos renunciar a nada, ni al ocio, ni a la lujuria, ni a la carrera, ni a la juventud, ni a la apariencia y esto entra en conflicto con el equipo que lucha por vencer la tremenda carrera de obstáculos de lo real. No importa el tipo de pareja, chico-chica, chica-chica, chico-chico. Queremos que nuestra pareja nos comprenda, nos respete y nos deje espacio. El cónyuge se convierte en amigo y cómplice. Creo que ahí se produce el cambio. La amistad. Me precio de tener amigos desde hace más de 25 años, todos viven en distintas ciudades, o están tan ocupados con sus vidas que los encuentros se hacen muy esporádicos. Nuestras vidas han divergido tanto... Nuestra amistad se basa en los recuerdos y el amor que nos une, pero sé que si intentásemos quedar con la misma frecuencia de antaño sería desastroso. Es la evolución personal propia de nuestra época, un camino en el que lo queramos o no, estamos inmersos. Nos vamos tratando con gente durante tramos de la vida, mientras estas personas comparten nuestro camino, nuestras inquietudes del momento, nos relacionamos y luego, con mayor o menos acritud, las relaciones se distancian, algunas desaparecen y otras entran en el saco de las amistades eternas del encuentro ocasional. ¿Qué nos hace pensar que la pareja basada en la amistad va con diferente medida?. Pero la diferencia es que una pareja, al contrario que una amistad, no sobreviviría a base de dos o tres encuentros al año.
Me quede demudada cuando Tim Robbins se separó de Susan Sarandon. Pensé que el matrimonio había muerto, pero luego comprendí que la pareja solo había cambiado adaptada al nuevo hombre.
También he observado, con mucha alegría, parejas muy lúcidas a la hora de divorciarse, que comprenden que al haber hijos por medio, esta persona sigue siendo siempre tu familia. Lo único que cambia es que no se comparte casa, ni lecho. Pero siempre serán padre o madre de los cachorros. Salvo contadas excepciones, de gente sin ninguna educación, la gente cada vez se divorcia más sin odiarse, ni utilizar a los infantes como arma arrojadiza, este concepto de divorcio-odio, también está muriendo.
En resumen, creo que el dilema está en pensar que tu cónyuge es tu amigo y en la pérdida del sentimiento de sacrificio. O que si tienes hijos con alguien, esto no es vinculante de por vida. A la hora de casarse, hoy en día, no es para siempre, y no hay vuelta atrás.

Luego está lo soñado, la media naranja, el amor verdadero. No lo conozco, pero creo en el con fe religiosa. Los imagino evolucionando a la par en un diálogo eterno alimentado en sus ricas vidas privadas, un diálogo de dos cerebros translúcidos siempre fascinados en lo que tenga que decir el otro. Inmersos en una ternura y en una sensualidad sin edad. Hasta que la muerte los separé. En el fondo el peor final de todos. Tener que enterrar al amado. En fin. Mitología.

2 comentarios:

Trastortiz dijo...

Es cierto todo lo que dices, no puedo estar más de acuerdo, tus argumentos son de peso. Todo claro está, hablando de la cultura que conoces, que es la española y no tiene nada que ver con cualquier otra. No me cabe la menor duda de que parejas monógamas y heterosexuales que es lo que nos venden como romántico en esta cultura, habrá un diez por ciento (si llega), el resto de las parejas que se mantienen son paripés; aunque cada vez menos. Por otro lado el paso de tiempo como tú bien dices no deja indiferente a nadie; una frase de mi filósofo español preferido es: Yo soy Yo y mis circunstancias, que gran verdad. A lo largo de los años las circunstancias nos hacen cambiar como persona y como interpretamos el mundo que nos rodea, tanto a ti como a tu pareja, y es muy difícil adaptarse y tener las mismas metas e ilusiones en el tiempo, por mucho que quieras a esa persona. Todo es un mar de caos en el que estamos sumergidos, por eso sobrevivir juntos a las tormentas es en suma difícil.
Todo esto te lo digo después de llevar en una relación veintidós años, en la que por ahora no hay marginados ni vencedores ni vencidos, sino dos personas que luchan por sobrevivir en ese mar caótico.
Saludos.

Isis Gayo dijo...

Enhorabuena, 22 años es mucha lucidez, mucho trabajo y por supuesto, una buena elección. Y es cierto que esto que planteo es muy español. Me das una gran idea para otra entrada. Hablar de otras parejas, de otros modos. En la India, por ejemplo, las familias siguen acordando los matrimonios de los hijos... Le daré unas vueltas.