translúcido, da.

(Del lat. translucĭdus).

1. adj. Dicho de un cuerpo: Que deja pasar la luz, pero que no deja ver nítidamente los objetos.

RAE


26 de julio de 2010

Toros, toreros, y toreadores


Una vez más, las voces se alzan en contra de la fiesta de los toros. Pues yo estoy a favor.
La tradición se pierde en la noche de los tiempos. Dicen que es una de las fiestas más antiguas de Europa. Los detractores la consideran una salvajada, lo es, por supuesto, pero una salvajada llena de belleza y de sentidos ocultos. La danza de los salvaje contra lo racional. Una vez más la bella metáfora de lo apolíneo frente a lo dionisiaco. El papel del torero, su vestimenta, su modo de lidiar son evocadoramente femeninos, una danza con velo para engañar a la bestia; esta, noble, se deja tentar una y otra vez y enviste intentando atrapar lo inefable. Sangre y arena.
Es la idiosincrasia nacional, es cierto que hemos proyectado una imagen internacional típica de ser todos toreros y las mujeres bailarinas fatales como la Carmen de Bizet y que renegamos de esta proyección, pero ¿realmente es un tópico?, casi todos los hombres que conozco, alguna vez se han puesto en su juventud frente a una vaquilla y todas nosotras hemos danzado al compás de la seguidilla. El país está plagado de mitos, plazas desmontables, pinturas rupestres de toros salvajes... Ni que alguna vez nos hubiesen colonizado también los cretenses con sus bailes para burlar al minotauro.
Somos lo que somos. Y el folclore está en nuestras vidas.
He oído a lo largo del tiempo muchos argumentos a favor, más o menos poéticos. Probablemente el más contundente es que sin la Fiesta, la raza del toro de lidia se habría extinguido como se extinguieron los uros en toda Europa. Imaginaos un bucólico paseo por la campiña y de repente un toro bravo... una ardilla vale, o un ciervo, incluso un jabalí, espero no cruzrme nunca con alguno, pero un toro; sería terrible.
Otro de los argumentos es que no es mala la vida del toro, una vida salvaje, libre y una muerte heroica, en la plaza, aclamado por la multitud, como un gladiador romano.
Pero el más controvertido que recuerdo es una pregunta; ¿qué prefieres?, ¿una muerte en la arena defendiéndote con un tridente de un enemigo armado con una espada y un capote, o estar colgado en una hilera, junto con mil más, mientras un hombre os va electrocutando?. Ya se, ya se, demagogia pura, pero admitiría mejor los argumentos de los que están en contra, si estos se volviesen vegetarianos veganos. Me resulta un poco hipócrita no relacionarlo con la carne para consumo humano, de acuerdo que un matadero no es espectáculo de masas. Pero queda esto en que ¿si no lo veo, no ofende?. Me parece atroz. Igual que la conclusión obvia de que el fin de los toros conduce a la extinción de la raza. ¿Mejor que no existan los toros, antes de que siga el toreo?.
Yo creo que el toreo es tanto nuestra cultura como pueda ser Picasso, Goya o Cervantes.
Cambiaría un par de cosas. Fuera los picadores y si el toro hiere al torero, debería ser indultado. Que toreen solo los valientes. Aunque, narices, se necesita ser bravo para ponerse delante de un Mihura.

La imagen es de la pintora Marga Forriols, de su etapa taurina.
Y un poquito de Carmen para ambientar. La visión francesa de España. Bella ópera.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

y el pasodoble, anda que no suena bonito en la plaza.
Yo lo paso fatal, pensando en el torero, y tambien cuando les hacen sufrir con las puyas a los toros. La verdad que no disfruto con la fiesta nacional.

Trastortiz dijo...

Mi padre en sus tiempos jóvenes fue novillero al igual que mi tío que murió en un hospital de una cornada mucho antes de nacer yo. En mi casa se vivían las corridas de toros como una degustación de arte, como el que va a un museo o a un concierto, yo jamás asistí a una corrida. Creo que después de esas vivencias en mi infancia, no se puede decir que sea un ignorante de la tauromaquia.
Si es verdad, que es la idiosincrasia nacional, nuestra tradición, pues ya los romanos al llegar a la península ibérica se fijaron en este animal, único en el mundo. Lo es, porque es el único animal que aunque se sienta atacado, aunque se sienta herido, aunque no le queden fuerzas, luchará hasta morir; mientras que cualquier otro animal preferirá huir antes que plantar cara. Por eso se le puede torear y por nada más. Ahora esta “fiesta” que ha llegado hasta nuestros días no tiene porqué continuar, por mucho que guste a un determinado grupo de personas, ese grupo cada vez irá a menos hasta que desaparezca. También se consideraba “fiesta” en Manganes de la polvorosa tirar una cabra desde un campanario, hasta tradición, hubo muchas criticas cuando se prohibió la famosa “fiesta” también era “fiesta” decapitar gallos atados por las patas a unas cuerdas o la fiesta tradicional del Toro de la Vega en Tordesillas. En cualquiera de todos estos actos horribles el hombre, el mono sapiens que tú decías en el blog (Hola Mundo) se quiere divertir a costa de la crueldad con los animales. No puedes decir que somos así, no me quiero creer que la cultura española defienda la crueldad animal como fiesta, como se defiende en muchos países de África la ablación como cultura. No quiero creérmelo, y de ser así espero que desaparezca pronto.
Los argumentos que expones tienen todos otra cara. Bien es verdad que si dejáramos de utilizar el toro de lidia para nuestro “folclore” habría muchos menos, pero también se ha dejado de usar el burro para trabajar y ahora se les está usando para paliar los efectos de los autistas. Otro de los argumentos que dices es el de “una vida salvaje y libre y una muerte heroica” ¿para quien es heroica? Para el ser humano, porque para el toro el heroísmo no existe.
Creo que hay que saber que la carne de lidia no sirve absolutamente para nada, es desperdicio, porque el animal antes de morir sufre tanto estrés que la carne se llena de cortisol y se pone negra, malicienta, inservible. Los animales que se matan en los mataderos se cuidan mucho de que sufran estrés, precisamente porque su carne es más valorada cuanto mejor llegue el animal a la muerte, tiene mejor color, dura más tiempo y tiene mejor sabor. Por eso desde que sale de la granja hasta que llega al matadero se le trata lo mejor posible, de hecho existe una normativa europea que lo avala.
Eso que dices de que quitarías un par de cosas del arte de cúchares, lo dices desde la ignorancia, que indulten al toro cuando hiere al torero, si sería posible, pero que desaparezcan los picadores sería imposible para este arte, pregúntale a cualquier entendido.
Desde la humildad....
Trastortiz

Anónimo dijo...

Sólo trato de opinar sobre la carne del toro de lidia.
Yo recuerdo que en los alrededores de "las Ventas" en MADRID, se ponían unos carrillos y vendian carne de lidia. La verdad que bien estofada tiene un sabor único (ahora se venderá en algún mercado). No creo que se TIRE. No sirve para hacerla a la plancha, pero en estofado....

Isis Gayo dijo...

Admito mi ignorancia sobre todo lo que opino, precisamente es lo divertido de los blogs, uno opina.
El toreo visto con ojos racionales y civilizados es cruel, solo el ojo entrenado puede ver la poética de la danza con la muerte y el arte que conlleva. En el nuevo mundo que se está forjando, cada vez más ético; la Europa global que se está creando, lo hará inconcebible. Una lástima, porque sigo pensando que es algo único que se debe preservar.
Pero lo que si es seguro es que seguiremos en la cima de la pirámide. Engullendo millones de animales y plantas para sostener a los 7ooo millones que somos.
No entiendo muy bien el argumento de la muerte sin estres, por muy normalizada que esté, es muerte, ¿no?; y cría masiva para seguir en la cima de la pirámide. Me cuesta separar ambas cosas. En comparación, me resulta anecdótica la muerte en la plaza. En este sentido, tengo las cosas claras, "desgraciado el animal que entra en el cuerpo de otro", no me voy a matar de hambre por ser consecuente. Soy depredador. Como vacas, lechugas y todo lo que se mueva o esté quieto y sepa bueno.
Pero plantea un dilema interesante esto de jerarquizar la muerte de los animales: veamos, si no matamos animales por placer y si por necesidad, ¿estamos acortando la frontera entre lo animal y lo humano? un camino peligroso ya que podría llegar un día en que no sea moral comer carne de vacuno. Con lo que nuestra propia supervivencia como especie peligra, ya que si somos realmente consecuentes, ¿por qué detenerse ahí?; ¿deberíamos renunciar a nuestro dominio, uso y abuso, sobre la tierra?, ¿acabamos con la medicina institucionalizada, la higiene y el bienestar y que solo sobrevivan los fuertes, bajando la edad de morir a los 50 como hace 200 años?.
Mis ancestros eran agricultores, siempre se ha criado carne para comer, se ha cazado y se han tenido los animales fuera de casa. Los gatos se llamaban gatos y su misión fundamental era mantener los roedores lejos. Cada vez que una gata o una perra paría, se ahogaba a los animales en un saco, tirándolos al río, para no acabar invadidos.
He visto matar cerdos en las matanzas y de veras que se estresan al morir, sin que sea en perjuicio de su carne, y he comido carne de toro de lidia, antes de las vacas locas, de las corridas de toros rurales (auténticas carnicerías, afortunadamente en extinción) y no es como la describes, la recuerdo rica. Se que puede sonar brutal, pero todo el que haya vivido en un pueblo sabe de lo que hablo. Es propio de las urbes humanizar a los animales, pero no es consecuente con lo que realmente somos.